La vida es como la recordamos y la narramos a través de nuestras historias. En este curso hemos aprendido que palabras como "sueños", "éxito", "fracaso", "felicidad", dependen de las gafas con las que tú le des sentido a esos conceptos dentro de tu vida, dentro de lo que eres y lo que quieres para ti mismo. En esta actividad vas a escuchar la historia de tres personas que nos cuentan cómo fue su proceso de elegir carrera y qué fue lo importante de ese mismo proceso. Tú, con tus gafas, vas a analizar esos casos y vas a mirar, también, qué es importante para ti. Hola, yo soy Andrés Barragán, soy egresado de Literatura, de Ingeniería, de MBA de los Andes. Fui profesor, fui monitor, hice todo lo posible en esta universidad. Yo lo que vengo a contarles, simplemente, es que nosotros somos amantes de las historias como seres humanos. Yo, personalmente, trabajo contando historias porque tengo una editorial. Pero he notado que, cuando contamos la historia de nuestra vida, digamos, siempre queremos contarla de una manera muy sencilla. Quizá porque esa fue la manera como la vivió la generación de nuestros papás, ellos se graduaban de un colegio, estudiaban en universidad y duraban 30 años en una empresa y se salían. Pero ya, para nosotros, ha sido distinto. Realmente, cuando nosotros contamos nuestra historia y sobre todo yo, que ya salí de la universidad hace bastante tiempo, es una cosa muy caótica, es una narrativa muy compleja donde uno comienza una carrera, se sale a otra, vuelve, después comienza una empresa, se quiebra, hace otra cosa, hace un curso, se va a estudiar un año a otro lado. Entonces, lo primero que les quiero decir es no le tengan miedo a ese caos, más bien, disfrutémoslo porque, realmente, los ritmos de ahora se prestan para que uno no pueda predecir nada. ¿Cuál es el norte ahí? El norte es, simplemente, seguir lo que les gusta, lo que les apasiona. En mi caso, por ejemplo, yo comencé estudiando ingeniería industrial, hacia el séptimo semestre me aburrió tanto número, entonces me pasé a literatura. Y, dí todas las materias que pude, lo disfruté muchísimo, pero cuando terminé me di cuenta que necesitaba algo de gestión. Porque conocía a mucha gente con mucho talento pero que no sabía hacer gestión, sobre todo en negocios, entonces volví a Ingeniería Industrial. Ya desde ahí, viví una cosa rara porque estaban unos tiempos distintos, ya todos mis amigos se han graduado pero, sin embargo, eso me dio realmente estabilidad para ver la vida de otra manera y terminé por el lado empresarial, que era lo que yo no hubiera podido predecir. Y llevo dos años con una empresa que se llama "Punto aparte", que es una editorial donde hago libros y me dedico a contar historias de medio ambiente, de Derechos Humanos, de marca, una cantidad de cosas, todo porque simplemente es lo que me gustaba. Entonces, en conclusión, ¿cuál es la historia acá? La historia es no le tengan miedo a que su línea de vida, su narrativa de vida sea caótica. Mientras tengan una pasión que los guíe, ustedes van a poder navegarla. Y, más bien, van a poder disfrutarla si van con esa actitud. De hecho, es bueno que no podamos repetir la historia de nuestros papás, disfrutemoslo, va a ser una historia nueva la que vamos a escribir. Entonces, esta decisión que van a tomar ahorita de su carrera es sólo el primer paso. No le tengan miedo, van a poder cambiar en el camino, puede que les dé una ruta clarísima, pero puede que los lleve por otros lados, no le tengan miedo, disfrútense el camino. Les voy a contar un poco mi historia, digamos que, académica y profesional, y cómo cambió, cómo cambiaron mis decisiones desde que estaba en el colegio hasta hoy. Yo, en el colegio, toda la vida fui muy buena en matemáticas. Fui la primera, me invitaban a competencias de matemáticas, y mi familia, toda o la gran mayoría, eran ingenieros, entonces era muy claro que si soy muy buena en matemáticas y la ingeniería es una carrera tan prestigiosa, pues tenía que estudiarla. Ni siquiera tuve un momento de reflexión sobre si era ingeniería o matemáticas puras, por ejemplo. No, era ingeniería, nunca me lo cuestioné. La pregunta era, ¿cuál ingeniería? Y pasé por algunas, principalmente, por mecánica y por eléctrica, o electrónica, porque eran las ingenierías con menos mujeres. Yo tuve en el colegio una pelea con mi curso, salí de un colegio femenino y concluí que no quería mujeres en mi profesión. Esa fue una decisión muy, académicamente, definida. El caso es que ingeniería por ser buena en matemáticas, y eléctrica o mecánica porque no había muchas mujeres. Y, en el proceso de estar estudiando, abrieron electrónica, entonces me moví a electrónica. Ese fue el primer cambio muy sutil pero, digamos que me sentía más a gusto con el nombre de la carrera, no me gustaba eléctrica, aunque era muy similar. Y al último semestre de ingeniería, me metí a una materia como lo que ahora son los CBUs, que se llamaba Taller de Educación. Y nos llevaban a colegios a ayudarle a los profesores a enseñar en su curso, y eso me cambió la visión total de lo que yo quería hacer. Entonces, ahí empecé a cuestionar la ingeniería, empecé a cuestionar lo que quería hacer. Me costaba un poco la educación porque yo siempre fui en el colegio como regular para sociales y para escritura, en cambio era muy buena en números. Entonces, era como la diferencia entre lo que me gustaba, la ingeniería me encantaba, la educación me encantaba, la escritura no era tan buena, la parte de sociales no era tan buena. Entonces, me empecé a cuestionar eso, "¿será que me muevo a esta otra área?" Y tomé la decisión estando trabajando en una firma de ingeniería, decidí irme a un colegio. Y me fui al colegio por un año. Fue uno de los mejores trabajos que he tenido, me encantó. Ahí tomé la decisión de empezar una maestría en educación. Me costó mucho, a diferencia de ingeniería donde eran números y uno, si le quedaba tiempo podría revisar el quiz y mirar si lo tenía todo bien, o regular, o mal y podía corregir, aquí uno no sabía porque todo era como tan en grises. Y entonces teníamos que leer una cantidad, yo no era buena, no era rápida leyendo, no era buena escribiendo. Sin embargo, me encantaba la educación. Y terminé la maestría en educación y me metí a un proyecto de educación en ingeniería. Mi jefe del proyecto me dio a conocer un proyecto un programa que existe en Purdue de doctorado, que es educación en ingeniería. Entonces ahí encontré una conexión entre las dos, me fui a estudiarlo, llegué hace dos años y estoy en la Facultad de Educación. Y me encanta la ingeniería vista desde la educación, me encanta educar a los ingenieros y a los científicos desde la educación, desde la visión social, a pesar de que en el colegio no era muy buena en sociales. Entonces, en mi caso, no está tan conectado, terminé haciendo algo súper diferente a lo que en mi estereotipo tenía como la mejor de matemáticas o lo que fuera. Y me gustó ese ejercicio de reflexionar y cuestionarme lo que estaba haciendo. Uno siempre, durante todo su proceso, durante toda la vida tiene la oportunidad de hacer esos cambios y decidir decirle que sí al colegio y no a la firma de ingeniería o, luego, no al colegio y venirse a la universidad o de pronto volver a la industria. Siempre existen esos espacios de cambio. En mi caso, ha sido un tema, digamos, muy interesante toda la vida, complicado igual. Creo que escoger carrera es uno de los procesos más difíciles que hay en la vida de uno, además porque desde el comienzo le están diciendo que es una decisión definitiva, cosa que, en mi caso, digo que es absolutamente falso decir que es una decisión definitiva. Cuando tenía 16 años empecé el proceso de elegir carrera. En ese momento, yo estudiaba en el colegio y era muy, muy bueno para las matemáticas, me iba demasiado bien, era en lo que mejor me iba siempre, pero no me gustaban tanto. Cuando estaba terminando, como a mediados del grado 11, hablé con una profesora de matemáticas que recuerdo que, lo que me dijo, me marcó la vida en ese momento, no me gustó tanto pero me marcó la vida. Y ella me dijo, "yo no sé, usted es muy bueno para las matemáticas, pero yo no veo que las disfrute". Eso me marcó un poco porque en el fondo era cierto, yo veía otros compañeros que las disfrutaban mucho más aunque se esforzaban y les costaba más. En mi caso, a mí no me costaba, me iba súper bien, pero no me gustaban tanto. Presenté el examen del ICFES que, en esa época, sigue siendo definitivo para la elección de carrera y, de hecho, lo limita a uno en universidades si se saca un bajo puntaje. Y, en mi caso, otra vez las matemáticas. Recuerdo que tuve un puntaje en matemáticas extraordinario, en un caso solo fallé una pregunta de todas las preguntas que tiene el Icfes, según los cálculos que hice, además, porque vi la calificación y vi cuántas preguntas había. Y era aptitud matemática y otro era conocimiento y en los dos fallé como tres preguntas de todo el examen, entonces dije, "no, pues tengo que ser ingeniero o matemático o algo así". En ese momento que estaba decidiendo carrera, mi familia quería que yo fuera periodista, siempre decían que yo hablaba hasta por los codos y que yo tenía una actitud con ese tema muy fuerte. Yo jugaba siempre a hacer emisoras cuando estaba pequeño, cuando tenía siete u ocho años y yo hacía un periódico en la casa, y lo escribía y se los vendía a mis papás. Tenía una inclinación hacia eso, pero yo no estaba seguro de qué quería estudiar realmente. En español, en literatura me iba mal en el colegio, entonces no era muy lógico que fuera a escoger una carrera de esas. En ese momento, entonces, llegó el momento de decidir, me presenté para Ingeniería, ya tenía todo decidido, iba a estudiar ingeniería pero, a último minuto, me arrepentí y me presenté a estudiar Comunicación Social y Periodismo. Porque sí tenía una inclinación muy fuerte hacia el periodista deportivo, me encantaba el fútbol, yo no hacía sino ver fútbol todo el día, solo quería ver fútbol y dije "bueno, finalmente, a uno le dicen que escoger carrera es lo que uno va a hacer el resto de la vida", y creo que podía garantizar que iba a estar viendo fútbol el resto de mi vida y dije, "voy a ser comentarista deportivo". Empecé a estudiar periodismo. En el segundo semestre estaba muy aburrido, no me gustaba, me hablaban de teorías de comunicación, comunicación estratégica, eso me parecía terriblemente aburrido. Nos ponían a leer muchos libros de periodismo, no me veía con ese olfato periodístico, no me veía cubriendo guerras, no me veía cubriendo conflicto, no me veía en nada. Pero seguí estudiando porque, en ese momento, tenía una presión muy fuerte, me habían dicho que estudiara ingeniería, mi familia quería que estudiara matemáticas, también que fuera periodista, no tenía muy claro y decidí seguir, simplemente, por no quedarle mal a la familia por no romper, por no abandonar el semestre. Decidí seguir, pero durante la carrera descubrí que había algo en mi interior que no tenía del todo claro, era que yo era cinéfilo desde pequeño, yo lo único que hacía todo el día en mi casa, mientras todos salían a jugar, yo veía películas una, y otra, y otra, y otra, veía cinco o seis películas en un día. En la universidad, más que estudiar, todos los huecos yo me iba para el cine, yo veía tres películas diarias tranquilamente, todos los ahorros los gastaba en cine. Sin darme cuenta, en la universidad había muchas materias adicionales, muchas electivas de cine, las hice todas porque era lo que más fácil se me daba. Y cuando salí de la universidad, como por ósmosis, no sé por qué, terminé haciendo un documental y ahí, realmente descubrí que había un nuevo camino, por lo menos. Hice un documental, esto fue un gran éxito en mi vida profesional, con ese documental me gané muchísimos premios, no tenía ni idea que yo iba a hacer eso, ni siquiera estudié cine, no tenía nada que ver y empecé a agarrar un camino. También, ahí llegó el momento de buscar trabajo, fue muy difícil porque los documentalistas no consiguen trabajo muy fácil, entonces terminé, había estudiado Periodismo, así que hice las prácticas en el periódico El Tiempo y empecé a trabajar como periodista. Claramente, solo duré año y medio como periodista deportivo que fue la razón por la que estudié Periodismo, me aburrí mucho, no viendo fútbol, eso me entretenía. Pero me di cuenta que los periodistas, más que ver fútbol, tienen que estar buscando noticias, los partidos los ven muy estresados escribiendo sobre el partido, tenía que trabajar todos los domingos de mi vida, cosa que no estaba en mis planes. Y me aburrí muy rápido en el periodismo deportivo, duré solo año y medio trabajando en periodismo deportivo y renuncié al periódico El Tiempo. Tenía el mejor cargo, en la familia también eso fue una locura, como, "ya cogió el camino, le está yendo bien, por qué renuncia, está loco". Y renuncié, y me quedé sin trabajo de un día para otro y dije, "no, no quiero hacer más periodismo deportivo". Ahí fue que me encontré con el camino documental y terminé trabajando en Señal Colombia haciendo documentales, y ahí encontré mi verdadero camino. O eso creo, porque además siento que la vida es un juego de elecciones que se van tomando y que van cambiando constantemente. Después de Señal Colombia y hacer documentales, no pasó nada, empecé a descubrir, cuando yo empecé a estudiar el Internet apenas estaba apareciendo, no sabía que esa era una posibilidad de vida y en un momento a otro, sin darme cuenta, gracias al conocimiento del periódico El Tiempo, gracias al conocimiento de Señal Colombia, me di cuenta que tenía un enfoque digital muy grande y me dediqué a hacer páginas de internet. Esto no tenía nada que ver con el documental, esto no tenía nada que ver con lo que había aprendido ni con lo que me gustaba cuando chiquito porque cuando estaba pequeño no existía Internet, simplemente. Ahí cogí un nuevo foco, terminé trabajando en medios de comunicación grandes, terminé trabajando en medios más importantes que los que había trabajado como periodista deportivo, trabajé en Caracol Televisión haciendo páginas de Internet, siendo el coordinador de especiales multimedia. Y eso, lo único que me ha ratificado es que esas decisiones no terminan siendo definitivas, no hay nada definitivo en la vida, tal vez, lo único definitivo es la muerte. Uno va escogiendo caminos y la vida también lo va inclinando. Lo que sí creo que yo podría decir es que lo más importante es elegir lo que a uno le gusta, en algo que uno se entretenga, algo que lo apasione de alguna manera. Y a veces no sabemos qué es eso, porque a veces nos vamos dando cuenta de a poco qué es lo que nos apasiona y, tal vez, no lo tenemos claro porque la vida lo presiona a uno mucho y uno no sabe para dónde agarrar. Tratar de ver estas cosas que nos gustan más, que nos apasionan, en la que no nos aburrimos, tal vez en las que nos entretenemos un poco más, esas inclinaciones, eso sí lo ayuda a uno, tal vez, a decidir mejor el camino, creo yo. Igual no es un camino definitivo, nunca pensar que hay un camino definitivo, que uno va arreglando cosas, va puliendo y que va agarrando conocimientos, es como una mezcla, como una comida tal vez, uno le va agregando, va sazonando y va metiendo, y creo que la educación es así. Yo creo que, por lo menos, por lo que viví yo, uno va dándose cuenta que le gusta más. Además el mundo se está transformando constantemente, y así como el mundo se transforma, uno también se transforma y algo que te gustaba hoy, tal vez mañana no te gusta. Entonces, yo creo que hay que estar muy abierto a los cambios. Yo creo que hay que estar muy abierto al mundo que se va dando, ir haciendo lo que a uno le gusta, lo que le va llamando la atención en el momento, y tratar de agarrar eso y pegarlo a lo que uno está estudiando, a lo que uno decidió, y ahí va encontrando el camino. Uno puede transformar mucho. Tengo amigos, en mi caso, me gusta mucho el cine, tengo muchos amigos, grandes directores de cine, que no estudiaron cine. Ejemplos hay millones, Alfred Hitchcock que es ingeniero, Alejandro González Iñárritu, el director de Amores perros y de grandes películas, ganador del Oscar en Birdman. Bueno, este señor empezó como locutor de radio y, hoy en día, es un director de cine, tal vez, más grande que hay en el mundo, por lo menos, el más grande de Latinoamérica. Entonces, realmente, uno no tiene que tener esa claridad y estar seguro. Las certezas no necesariamente garantizan el éxito ni garantizan nada. Entonces, hay que elegir simplemente lo que a uno le esté gustando, yo creo que no hay que tampoco enloquecerse con esa decisión.