Para comenzar este tema, quisiera comenzar con una pregunta. Si observan ustedes estas tres portadas de tres libros de texto de ciencias sociales, ¿qué es lo que faltaría? ¿Qué es lo que no aparece en estos libros y que debería aparecer? Porque serían los y las protagonistas de lo que sucede dentro de estos libros de texto. Lo que faltaría en esos libros de texto, en estas portadas, son las personas. No aparecen las personas. La educación, los materiales de la educación se han deshumanizado. Hablamos de que un país ganó la guerra, una catedral fue construida, una zona geográfica entró en crisis, sin citar a las personas que fueron o la causa o la consecuencia de los problemas que se desarrollaron en un determinado lugar. Las personas son los protagonistas de los estudios sociales, deben ser los protagonistas de las ciencias sociales. Deben ser los protagonistas y las protagonistas de la enseñanza de las ciencias sociales. Humanizar o rehumanizar los estudios sociales quiere decir tener en cuenta: quién está presente, quiénes son los protagonistas y bajo qué condiciones son los protagonistas de la sociedad. Para visibilizar y rehumanizar la enseñanza de las ciencias sociales, lo primero que tenemos que evitar es la exclusión. Es decir, tenemos que trabajar para que en los relatos de los estudios sociales visibilicemos a todas las personas, incluyamos a todas las personas y evitemos excluir socialmente a esas personas y grupos sociales que se puedan sentir excluidos por diferentes razones de tipo económico o cultural o lo que sea. La escuela, la enseñanza, los centros escolares deben ser un ejemplo de visibilidad y de inclusión. ¿Quiénes son los protagonistas de la historia? En esta poesía, de Bertolt Brecht, titulada "Preguntas de un obrero que lee", se plantea esta cuestión: ¿quiénes son los protagonistas de la historia? Y la poesía, un fragmento de ella dice: "El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo? César derrotó a los galos. ¿No llevaba siquiera un cocinero? Felipe de España lloró cuando su flota fue hundida. ¿No lloró nadie más? Federico II venció en la Guerra de los Siete Años". ¿Quién venció? ¿Él solo? ¿Nadie más? "Cada página una victoria. ¿Quién cocinó el banquete de la victoria? Cada diez años un gran hombre. ¿Quién pagó los gastos? Tantas historias. Tantas preguntas". ¿Quién pagó los gastos? Evidentemente, no los pagó solo el rey. Los pagaron todas las personas que pagaban impuestos y que, con sudor y lágrimas en su trabajo, tuvieron que pagar esa guerra que, a lo mejor, nadie quería o las personas humildes no querían. La poesía nos indica que muchas veces parece que la historia la hayan hecho solo unas cuántas personas. Esto hace también que los que estudiamos historia o cuando se enseña historia, las personas que aprenden piensen que no son protagonistas de la historia, porque parece que los protagonistas siempre sean hombres, políticos, militares, etcétera. ¿Y en qué condiciones debemos visibilizar, incluir o humanizar los estudios sociales o la enseñanza de las ciencias sociales? Primero, todas las personas forman parte de la humanidad, todas deben ser incluidas. Todas las personas son ciudadanía. Todas las personas son diferentes, pero iguales. Pero no solamente esto, todas las personas tienen derecho a formar su pensamiento crítico para ser autónomas, para poder tomar decisiones, para poder cuestionar el poder y para poder comprender su sociedad y poder intervenir en ella. Construir una sociedad no excluyente, quiere decir incluir a todas las personas. La exclusión se da por muchos motivos: se puede dar por cuestiones económicas, por cuestiones de salud, por no tener trabajo, por no tener casa, por no tener cultura, por un problema físico, de cualquier tipo. Hemos de evitar que todas esas exclusiones hagan que haya una parte de la sociedad que se sienta excluida y la educación debe hacer que estas situaciones de exclusión sean parte de la enseñanza, sean parte de los problemas sociales que se enseñan y que se aprenden; y también hemos de enseñar los valores humanos, los derechos humanos que nos permiten pensar soluciones, pensar maneras de incluir. Veamos esta noticia, por ejemplo, del periódico que dice que España es el país de la Unión Europea donde más ha aumentado la desigualdad. Esto nos tiene que hacer pensar, pero también nos debe hacer ver que la enseñanza de las ciencias sociales debería incluir también todas estas cuestiones. Ser diferente no es un problema, el problema es ser tratado de manera diferente. Dentro de la inclusión, dentro del trabajo sobre la exclusión social y cómo incluir a las personas, es interesante trabajar sobre personajes que han sido un ejemplo de inclusión y que por ellos mismos nos podemos pensar que una persona sola ha conseguido introducir cambios sociales importantes. Una es Rosa Parks. Esa mujer afroamericana que, en un momento determinado, se niega a levantarse del autobús cuando un hombre blanco intenta ejercer la norma en ese momento y le pide que se levante porque él tiene derecho a sentarse y ella debe levantarse. Y Rosa Parks se niega, va a la cárcel y se inicia todo un movimiento de reivindicación de los derechos afroamericanos, que significó, al final, un cambio importante en la sociedad americana. Otro ejemplo es Malala, Premio Nobel de la Paz, que reivindica el derecho de las niñas a ir a la escuela en su país. Ella sufrió un atentado del cual se recuperó, pero sigue insistiendo en esto que aparece al lado de su fotografía: un libro, un lápiz, un niño, un maestro pueden cambiar el mundo. Yo les planteo dos cuestiones: ¿puede una persona sola cambiar el mundo o necesitamos al conjunto de la sociedad para cambiarlo? Tal vez, necesitemos mucha gente para cambiar las cosas, pero también es verdad que a veces la iniciativa, el pensamiento crítico, la autonomía personal nos puede hacer tomar iniciativas que pueden influir en otras personas. Rosa Parks y Malala eran dos personas jóvenes que se enfrentaron a un problema que tenían y consiguieron introducir diferentes cambios. Cuando hablamos de problemas de la juventud, hemos de pensar en sus derechos y deberes y, esos problemas que tanto Rosa Parks y Malala han vivido, deberíamos pensar también si cuando en la escuela enseñamos la sociedad, enseñamos ciencias sociales, estudios sociales, si esos problemas que preocupan a la juventud los estamos trabajando, los estamos tratando o los estamos evitando. Evitar el conflicto, hay muchísimos autores que han dicho que no es bueno, que en realidad no es educativo. El conflicto debe formar parte de la educación, igual que forma parte de nuestras vidas. Los niños y las niñas y los jóvenes forman parte de la ciudadanía, son consumidores, son usuarios de transporte público, influyen en muchas de las decisiones de compra, de acciones, de uso del espacio público; es decir, son ciudadanía como las personas adultas y, por tanto, en la educación los hemos de tratar de esta manera con derechos y con deberes, y como personas que deben aprender a resolver problemas, a desarrollar su pensamiento crítico y a estar presentes como protagonistas en los trabajos escolares, en las iniciativas escolares. Rehumanizar la enseñanza de las ciencias sociales quiere decir, también, entender que existe una identidad global humana dentro de todas las identidades que tenemos las personas. Las personas podemos tener muchas identidades, como esta mujer que dice que es mujer, que es mayor, que es cubana; es decir, tiene diferentes identidades, pero también forma parte de la raza humana. Rehumanizar la enseñanza de las ciencias sociales quiere decir también, comprender que tenemos muchas identidades, pero que compartimos una identidad común, que es la identidad global humana. Muchas gracias.