Vamos a ver la literacidad crítica como una forma de enseñar a leer el mundo para transformarlo y vamos a hacerlo desde ejemplos de la práctica educativa. Lo primero que hay que decir es que la literacidad crítica no es un conjunto de habilidades, de capacidades, de competencias, que haya que aplicar, como los viejos programas de pensamiento crítico, sino que la literacidad crítica se da de forma de preguntas, a través de dimensiones, como hemos visto en otras presentaciones. Por ejemplo, si yo pregunto el "qué", ¿qué dice el texto? ¿Qué dice este discurso? ¿Qué está diciendo tal autor o el presidente de tal país? El "qué" nos está activando la atención. El "qué" es fundamental para desarrollar esta práctica desde la disrupción de lo común, aquello que nos puede chocar. El segundo punto es el "cómo". El "cómo" está ligado a la dimensión de la exploración de los distintos puntos de vista. ¿Cómo lo dice? ¿Cómo dice este texto? ¿Cómo dice y cómo no lo dice? ¿Cuál es el punto de vista del autor del texto y su contexto y el mío como lector de este texto? ¿Y por qué lo dice? El tercer punto sería la dimensión de la evaluación de los problemas sociales. ¿Por qué dice esto el autor o la autora de este texto? ¿Por qué no lo dice? ¿ Qué esconde? ¿Qué pretende? El "por qué", desde la literacidad crítica, siempre va relacionado a un problema social. Y el "para qué" es la acción. ¿Para qué me sirve a mí el texto? ¿Qué puedo hacer yo? ¿Qué podemos hacer nosotros como grupo? Las formas de leer y escribir han cambiado en el siglo XXI. Con dos clics hay muchísimo acceso a infinidad de contenido en la red. Eso es fantástico porque es muy democrático. Se democratiza el contenido, pero a la vez no es ningún secreto reconocer que hay mucho menos control. No es lo mismo una biblioteca donde han habido unos filtros de selección de calidad de contenido, que en Internet, donde cualquiera puede colgar el contenido que quiera. Heráclito, en la Grecia clásica, decía que "tener mucha información no asegura la comprensión". Si este filósofo griego hace miles de años, reconocía que no es acumular conocimientos era importante para comprender, nosotros en el siglo XXI tenemos que tenerlo todavía más claro. El problema que vemos en literacidad crítica digital es que nuestros alumnos no saben en general leer en Internet si no les enseñamos. Si les enseñamos, si el maestro siguió como profesor, pudo guiar a los alumnos, entonces sí que aprenderán a utilizar estos aparatos fantásticos de las redes sociales a través del teléfono móvil, de la tablet, del ordenador. Pero lo importante, como decía Heráclito o más adelante el poeta T.S. Eliot, que la sabiduría al final no caiga en conocimiento y el conocimiento no decaiga en información. ¿Veis? Lo importante aquí es enseñar a partir de lo digital, a pensar y hacernos preguntas. Una de las formas de hacerlo es diferenciar hechos y opiniones, Es fundamental. Por ejemplo, como veis aquí, presenté a mis alumnos de primaria la comparación entre dos noticias sobre un hecho muy similar. Y es que en Chile, los niños y las niñas de una escuela salían a desfilar y el titular era: "Un nuevo desfile se realizó este mediodía a la Plaza Prat con motivo de...". Y eso, ¿qué es? ¿un hecho o una opinión? A partir de aquí, los alumnos pensaban y se preguntaban si era un hecho o una opinión. Era un poco difícil, pero les resultó mucho más fácil cuando pusimos otro ejemplo: "Niños deben mantener la esperanza de volver al mar". ¿Esto es un hecho o una opinión? A partir de aquí, empezamos a trabajar muchas cosas. Lo importante es cómo se construye la interpretación del mismo hecho. Pondré otro ejemplo a ver si se ve mejor. A los que nos gusta mucho el fútbol, vemos que es una gran diferencia, en el mismo partido, en el mismo penalti, en el mismo final de la Champions. Ese penalti para un seguidor del Barsa es penalti seguro y un seguidor del Madrid no lo es. Sí, no sé si habrá una final Champions, Madrid-Barsa, pero se entiende la idea. Lo importante aquí es cómo se construye esa interpretación del mismo hecho, cómo unos lo sienten de una manera y cómo otros lo sienten de otra. La literacidad crítica nos ayuda a pararnos y verlo con cierta perspectiva. Nietzsche decía que no hay hechos, hay interpretaciones y vivimos ahora de hecho en esto: en la veracidad de las informaciones no hay certezas. Parece que llegamos, a como veis aquí en el en el chiste gráfico, la era de la posverdad. Con el martillo de la filosofía se ha destruido lo que se consideraba antiguamente como verdad, como adecuación al intelecto de la realidad. Y ahora parece que no hay verdad y tampoco como no hay verdad, la mentira tampoco importa tanto y eso es muy peligroso porque llega a un conformismo. Un conformismo de que la mentira tampoco es tan importante porque al final la importancia está en el receptor y no en el emisor, como antiguamente. Esto es peligroso porque puede llevar a un tribalismo de los míos o los otros. Lo que decía antes, de este equipo de fútbol o del otro. En la política también, de este partido o del otro. Y eso hace que la veracidad de las informaciones sea cada vez más difícil cuando no hay certezas. La fiabilidad de las fuentes es fundamental para leer el mundo de forma crítica, para leer los discursos. ¿Esto es fiable o no? ¿Me fío o no? El problema es que yo compro la verdad que a mí me hace sentir bien. ¿Y veis lo puesto con cursiva? "Sentir". Como veis también en este dibujo gráfico, quitamos El Pensador de Rodin y es el que siente. O sea, al final, damos la razón a Foucault cuando decía que el poder dispone de los medios para imponer su interpretación a los demás. O sea, es muy importante entender que si no hay verdad, si no hay certezas, la mentira, la posverdad, es un caldo de cultivo muy peligroso, donde los sujetos estamos un poco rendidos a las manipulaciones y la educación es muy importante para no adoctrinar. Aquí, en este sentido, vamos a volver también para atrás, a una parábola oriental, de los seis ciegos que empezaban a tocar un objeto y uno decía que era una serpiente, el otro ciego decía que era un abanico gigante, el otro ciego decía que era una lanza. Pero ninguno de los ciegos se ponía de acuerdo para entender que esa realidad era un elefante, que esa lanza era un colmillo, que ese abanico era una oreja y que esa serpiente era una trompa. ¿Cuándo es cierto que estamos en lo cierto? Esta parábola ilustra la incapacidad que tenemos de conocer la realidad total e ilustra también el método científico con sus límites de la razón. Por tanto, en educación no se trata tanto de adquirir destrezas o competencias, sino de buscar juntos la verdad. Interpretar las ideologías en los medios digitales no es fácil. Veamos un ejemplo reciente. En el verano del 2020, cuando en las noticias en España, dentro del colapso que hubo con la pandemia del coronavirus, hubo un lapsus en el que la cadena de televisión pidió disculpas porque resulta que habían llegado 70 personas a la costa de Murcia y nueve de ellas se habían escapado y la persona que había escrito en la infografía "personas" había puesto "nueve inmigrantes" como si no fueran personas. Como he dicho antes, la cadena se disculpó. Pero aquí lo que nos interesa no es tanto el lapsus, sino un ejemplo de material que podemos llevar a clase, material real. Ortega y Gasset decía: "Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas". Lo importante es eso, que los alumnos se pregunten las cosas, que indaguen, que reflexionen, que piensen. Los silencios y los vacíos de información es otro punto fundamental. Por ejemplo, en esta noticia de aquí, vemos del diario 20 Minutos, de España, un diario gratuito: "Detenido un sacerdote por abusos sexuales a una menor en Palma". Si analizamos este texto y vemos la imagen de un coche de Policía Nacional, nos podemos plantear un poco lo que ha pasado, el abuso de menores, la pederastia, el papel de un sacerdote, por tanto, debe ser de la Iglesia. Vamos a contrastarlo con otros diarios. El diario El Mundo, un diario más bien de ideología conservadora o de derechas, dice que el detenido es un sacerdote, nos aporta la edad, pero también es un sacerdote de tanta edad que ha abusado de una menor en Palma. Un diario de ideología más de izquierdas dice exactamente lo mismo, lo que nos hace pensar a los lectores un poco más críticos o más avezados, que es una noticia que no han contrastado mucho seguramente, y que es de agencia. Por tanto, no es muy importante. Pero yo puedo leer solo uno de estos diarios y quedarme con esta noticia y enfadarme mucho por lo leído. Cuando vamos a un diario de Mallorca, local, parece ser que ese sacerdote no es un religioso católico, como yo había pensado al principio, sino un religioso hindú. Y además, nos pone incluso la fotografía. Es un ejemplo de cómo las noticias muchas veces esconden información de forma interesada o desinteresada, eso no nos importa tanto, pero sí nos interesa, como decía antes, leer entre líneas, leer más allá de las líneas y leer la ideología de todas las noticias. Si vamos a las redes sociales, esto también pasa muchísimo porque hay todavía menos control de calidad que los diarios más convencionales. Por ejemplo, el patito viajero de un bloguero que se hacía fotos por todo el mundo, muy graciosas. Una de las fotos fue aquí, en Auschwitz, en Polonia. Esto fue muy criticado porque a todos los profesores un poco más críticos o a casi todos, nos lleva a pensar en Hannah Arendt, en "La banalidad del mal". ¿Cómo es posible que banalicemos con el horror, con algo tan sagrado como puede ser el hecho de Auschwitz? Yo creo que aquí es donde Zambrano, la filósofa española, hablaba de la crisis que vivimos en la actualidad, es un nexo con la realidad. Hemos perdido ese vínculo con lo real, con lo que es real y por tanto, lleva a personas jóvenes a hacerse fotografías de patos de plástico delante del holocausto nazi, en vez de guardar silencio o respeto. Aquí Hannah Arendt hablaba de la banalidad del mal y por último, citaría a Adorno, que decía que al final la finalidad de la educación es evitar que Auschwitz se repita. Por tanto, imágenes como esta también las podemos llevar al aula para hacer pensar a nuestros alumnos, sin demonizar tampoco las redes sociales. Es verdad que favorecen la polarización y la desinformación, pero también es verdad que hemos perdido la capacidad de escuchar las opiniones que nos cuestionan y que al final, redes sociales son un espejo de nuestra incapacidad de escuchar al otro, de cuestionar y no son ni buenas ni malas. Al final, lo importante es qué hacemos con ellas, como creadores de contenido o como consumidores. Para acabar, E. Wayne Ross hablaba de la ciudadanía peligrosa, que es aquella ciudadanía que es responsable, participativa y crítica. Es una ciudadanía que no se queda de brazos cruzados, sino que se cuestiona el mundo en el que vive para transformarlo. La acción y el discurso al final es ejemplo o muestran, como decía Hannah Arendt, muestran como son las personas. Esta pensadora también decía que una crisis obliga a volver a las preguntas, exige de nosotros respuestas nuevas o viejas, que nazcan de un examen directo. De eso se trata la literacidad crítica en la práctica educativa, de hacernos entrar en crisis, de cuestionar nuestras propias creencias, de leer la ideología, de interpretar el texto y así actuar juntos para transformar el mundo y hacer el mundo un lugar mucho más democrático y mejor. Muchas gracias.