Cuando nos planteamos quiénes son aquellas personas o grupos invisibles en la enseñanza o en los estudios sociales, nos damos cuenta de que hay una serie de relatos en los medios de información, en los medios de información analógicos o digitales, en los libros, en los textos escolares. Hay una serie de relatos que invisibilizan a las personas y que estas personas no aparecen y en su lugar aparecen personajes que muchas veces son lejanos a nuestra realidad y a nuestra cotidianidad. En la enseñanza de las ciencias sociales, por ejemplo, muchas veces vemos que son invisibles las mujeres, los niños y niñas, los ancianos, los homosexuales, los enfermos, los discapacitados. Todas estas personas no aparecen, no son objeto de enseñanza, no son protagonistas de la historia, no son protagonistas de los problemas sociales. Y otros grupos sociales, como por ejemplo, los refugiados, los desplazados, los exiliados, las minorías culturales o religiosas, los inmigrantes. En definitiva, son invisibles aquellos que son diferentes a nosotros. La alteridad, el otro. En los libros de texto, por ejemplo, de los estudios sociales, pongamos el caso de Educación Primaria, muchas veces los modelos que aparecen no representan a los niños y niñas. Ellos no se pueden sentir protagonistas de la sociedad, de la historia o de los problemas sociales porque ellos no aparecen en estos libros. No aparecen, por ejemplo, en la tipología de familias que muchas veces aparecen estos libros de texto y que son tipologías de familia muy estereotipadas, con un modelo patriarcal, con un papel de la mujer secundario, con unas características de la familia que no responden a su familia o que tal vez no responden a su familia, sino que muestran estereotipos, con los cuales no se pueden sentir representados. Entonces yo les planteo esta pregunta para que reflexionen; ¿son nuestros alumnos y alumnas invisibles en los contenidos de los estudios sociales que se dan en la escuela o que se dan en los institutos o incluso en la universidad? Un caso de invisibilidad en la educación no solamente son las mujeres, sobre un tema que se ha escrito últimamente mucho y con razón, sobre su invisibilidad o los ancianos o determinadas identidades sexuales. Aquello que hace que los niños y niñas no se sientan protagonistas de la enseñanza es que ellos mismos no aparecen. En los libros de texto, no son citados en las historias. Por ejemplo, la historia del pasado no recoge la mayoría de veces la vida de los niños y niñas, recoge la vida de los adultos, y no de todos los adultos, sino solamente de algunos que son cercanos, que están cercanos al poder o que han hecho grandes obras científicas o artísticas, pero no aparece la gente de la calle, la gente humilde. Y dentro de todas estas personas que no aparecen, destaca la no presencia de los niños y las niñas. Cuando analizamos los currículums de estudios sociales, de educación de muchos países, nos damos cuenta que siempre aparecen personajes que están, que han tenido poder, que son reyes o reinas, o ministros, o gobernadores o militares. Y entonces nos preguntamos: ¿dónde está nuestra historia? ¿Dónde está la historia de las personas comunes? Si hacemos una búsqueda en Google, por ejemplo, para ver qué personas aparecen cuando yo coloco el concepto "personajes históricos", nos damos cuenta, esto sería una de las primeras páginas que aparece actualmente en Google cuando ponemos "personajes históricos". Vemos que las personas que han hecho historia no son las personas comunes, sino que son grandes personajes. Vemos que la mayoría son hombres y son blancos y son políticos, y no aparecen, aparecen muy pocas mujeres. No hay niños y niñas, no hay gente común. Es decir, la historia no la han hecho las personas con su esfuerzo, con su trabajo, con sus penas y con sus alegrías. Parece que en la historia solamente la han hecho grandes personajes. Si miramos por otro lado, el consumo de dibujos animados de series de animación que los niños y las niñas ven, nos encontramos también que los estereotipos que aparecen hacen reflexionar, por ejemplo a Henry Giroux, uno de los grandes teóricos de la pedagogía crítica. Él llama a estas lecturas o al visionado de determinadas películas de Disney, lo llama: placeres inquietantes. Es decir, los niños y las niñas no solamente están invisibilizados, sino que muchas veces cuando son protagonistas, son protagonistas de una manera estereotipada y que hace que se creen determinados estereotipos que no responden a la realidad de su vida cotidiana. También podríamos decir que dentro de las invisibilidades tampoco son visibles los problemas de las personas en su vida cotidiana, es decir, la historia recoge grandes hechos políticos o recoge grandes hechos históricos, conflictos, etcétera. Pero en cambio, se habla muy poco de la pobreza, de la desigualdad, de la injusticia o de la falta de justicia o de cosas más cotidianas como puedan ser los juegos, la diversión, el ocio de las personas, las fiestas. Y evidentemente, aparecen muy pocas mujeres o la infancia no tiene cabida en este pasado. Entonces podemos decir que hay una parte del pasado muy importante y yo diría que la mayor parte del pasado y la mayor parte de los protagonistas, que son también invisibles. Y también podríamos decir que otra gran invisibilidad que se produce en la enseñanza de la historia y las ciencias sociales es el futuro, es el presente, ya que no se trabaja en determinados problemas sociales y al no trabajarse problemas sociales, sino solamente hechos y solamente memorizar determinados acontecimientos, también está invisibilizado el presente, pero el gran ausente de la enseñanza es el futuro. Es decir, se estudian problemas sociales, pero lo que no se hace es hacer prospectiva de estos problemas hacia dónde queremos ir y qué esfuerzo y qué cosas y cómo imaginamos el futuro, es algo que no está en la enseñanza. Y es esta categoría temporal humana que llamamos futuro, es absolutamente invisible actualmente en la enseñanza y requiere hacerlo visible porque es una parte muy importante de nuestra educación. Vamos a ver un ejemplo de qué quiere decir pasar de ser invisibles a ser visibles. Tenemos el caso, por ejemplo, de las "Kelly", de las mujeres que hacen la limpieza en los hoteles. Son personas absolutamente invisibles, no aparecía su problema social, no era visible en los medios de comunicación, sino que simplemente se hablaba del turismo y se hablaba de la gran aportación económica que tenía al turismo, pero no nos dábamos cuenta que había un grupo de mujeres, que había un colectivo muy mal pagado, en muy malas condiciones y que eran absolutamente invisibles. Y entonces ellas hicieron una campaña, las "Kelly", que se llamaron así en sus reivindicaciones, hicieron una campaña en la que precisamente pedían eso: ser visibles, ser visibles y que pudieran disfrutar de esa justicia, de esa igualdad que en ese momento no tenían. Hacer visibles a las personas, hacer visibles a los grupos que son invisibles, no quiere decir que en los libros de texto de educación en las escuelas se les dedique una página para cumplir alguna especie de valores de una manera anecdótica. Es el caso, por ejemplo, que pasa con el papel de las mujeres. Cuando se habla en un libro de texto de la de lo que pasó la Segunda Guerra Mundial, hay un momento que algunos libros de texto dedican una página en otro color a hablar o a tratar el papel de la mujer en la Segunda Guerra Mundial. Esto no es la solución porque deberíamos después también poner otro color para hablar de los refugiados, o de los ancianos, o de los niños, o de todos aquellos que son invisibles. Lo que tenemos que conseguir es que haya un relato que sea integrador de todas las personas que han sido protagonistas de la historia. Y esta es la pregunta que les dejo al final para que ustedes reflexionen. ¿Podemos hacer una narración global o integradora donde nadie sea invisible? Muchas gracias.