[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] En este video, quisiera que retomáramos dos conceptos importantes, el riesgo intensivo y el riesgo extensivo. Esos conceptos son importantes porque durante mucho tiempo los desastres eran únicamente los eventos mayores, aquellos que afectaban a grandes cantidades de personas, que producían muchísimas muertes. Por lo regular, el riesgo intensivo es aquel que se concentra en cuanto a daños y en cuanto a personas afectadas en un área geográfica dada. Ese riesgo es más frecuente en zonas urbanas densamente pobladas y lo debemos diferenciar del riesgo extensivo. Este riesgo, del cual estoy hablando ahora, es un riesgo que se manifiesta de manera más sutil, de manera dispersa, en áreas geográficas en donde a veces habitan menos personas. Cuando hablamos del riesgo extensivo es bueno enfatizar que el riesgo de accidentes de tránsito, por citar un ejemplo, es un riesgo que en ocasiones no se monitorea y no se estudia de forma adecuada. Los accidentes de tránsito pueden provocar más muertes, más sufrimiento y mayores pérdidas económicas y humanas que muchos eventos, como las erupciones volcánicas. Entonces, para hacer una síntesis de estos dos conceptos es bueno enfatizar que el riesgo intensivo se expresa en forma concentrada en un área geográfica en donde hay más personas y el riesgo extensivo puede producirse en áreas geográficas amplias y puede ser expresado en accidentes o en pequeños eventos, como inundaciones, que no son muy graves, pero que dañan la economía campesina; o en incendios y en otros eventos que afectan a personas de forma recurrente y que, de forma combinada, tienen un impacto social importante. ¿Para qué nos sirve diferenciar el riesgo intensivo del riesgo extensivo? Bien. Hay varias razones pero, en principio, la más importante es una razón para las instituciones que trabajan en la reducción del riesgo. Resulta que si una institución solo piensa en el riesgo cuando este es mayúsculo, cuando afecta a muchas personas, pueden invisibilizarse los pequeños impactos que afectan secciones de la sociedad o sectores de la sociedad amplios y que pueden invisibilizarse. Como mencionábamos hace un momento, son los impactos pequeños de forma combinada los que a veces generan más sufrimiento y más pérdidas precisamente en ocasiones a las personas más pobres. Al inicio de este curso, hablábamos acerca del riesgo. El riesgo como la probabilidad de ocurrencia de un evento. Pero podemos preguntarnos, ¿existen otras formas de entender el riesgo? Puedo afirmar que sí y si tomamos una entre otras concepciones del riesgo, me gustaría citar al sociólogo Niklas Luhmann. Niklas Luhmann concibe el riesgo como na noción opuesta a la noción de seguridad. Esta visión amplia del riesgo permite diferentes formas de acercarnos al mismo y permite también que incorporemos situaciones de riesgo que en ocasiones para las instituciones no son visibles, no son fáciles de entender. El riesgo entonces puede ser estudiado desde esa perspectiva de Niklas Luhmann porque nos permite acercarnos a situaciones de riesgo cotidiano que podrían quedar invisibilizadas. Por ejemplo, ¿cuántos accidentes pueden ocurrir dentro de una casa? ¿Cuántos accidentes se asocian con quemaduras graves? Si analizamos la cantidad de accidentes que ocurren en una ciudad o en un país, ese riesgo podría requerir un tratamiento especial. Del mismo modo, una noción amplia del riesgo, opuesto a la noción de seguridad nos permitiría acercarnos a condiciones de riesgo que podrían pasar desapercibidas en una comunidad, en donde tal vez se esté trabajando en medidas de reducción del riesgo por inundaciones, pero pueden existir grupos altamente vulnerables que siguen siendo víctimas de violencia y de otras agresiones. Por citar un ejemplo, niñas que estén en riesgo de agresión sexual. Yo sé que puede parecerte extremo el ejemplo que estoy dando, pero dentro de un conglomerado social, las niñas en su conjunto pueden ser víctimas de agresiones y el riesgo para ellas es diferente del riesgo al que están sometidas otras personas. Es un riesgo aumentado, pero diferente. Y por esa razón la perspectiva del riesgo como noción opuesta a la seguridad puede ser útil para las instituciones, para quienes hacen investigación y para las personas en general. Por lo tanto, el riesgo puede expresarse a través de definiciones institucionales, pero es necesario que no perdamos de vista que el riesgo siempre será dinámico, diferenciado y la percepción del riesgo habrá de variar dependiendo de las personas, de los grupos humanos, de las condiciones institucionales y de otros aspectos que veremos más adelante. Para tratar de entender el riesgo, es útil pensar que el riesgo puede tener al menos dos dimensiones. Hay una dimensión material, que podemos medir, que podemos estudiar del riesgo. Por ejemplo, la existencia de una placa tectónica, de una cámara magmática en un volcán, el riesgo que se puede calcular en una refinería o el riesgo que podemos asociar a eventos como la navegación aérea. Ese es el riesgo objetivo que tiene una base material. Pero también existe el riesgo subjetivo. Este riesgo es básicamente una construcción de las personas, puede ser una construcción individual o social. Es decir, que el riesgo objetivo que existe efectivamente podemos percibirlo de forma intensa o podemos incluso ignorarlo. Las dos dimensiones del riesgo, la dimensión objetiva y la dimensión subjetiva son importantes y afectan la percepción del riesgo. En ese sentido, si citáramos un par de ejemplos, es útil mencionar que el riesgo, por lo regular, y los estudios lo demuestran en la materia, por lo regular el riesgo se percibe con mayor intensidad cuando este es cercano a las personas en tiempo o en espacio. Para explicarlo de forma más puntual, si un riesgo es cercano en el espacio, nos va a parecer más importante, pero naturalmente eso tiene que ver con el tipo de riesgo, con el tipo de amenaza. Por ejemplo, las personas que viven cerca de un volcán en el radio de 30 kilómetros pueden percibir con intensidad una erupción volcánica, que tal vez otras personas podrán ver con menos interés. Otro ejemplo importante pueden ser las centrales nucleares. En estas centrales pueden ocurrir accidentes. Los accidentes más graves en años recientes fueron en Chernóbil, en la extinta Unión Soviética, y más recientemente en 2011, en Fukushima, Japón. El accidente en una central atómica se percibe de manera diferenciada porque estos accidentes pueden afectar enormes extensiones territoriales. De manera entonces que la percepción del riesgo, que es el ejemplo que quiero presentar para ustedes, tiene que ver con que cuando percibimos cercano un riesgo, cercano en el espacio, le damos mayor importancia; y cuando lo percibimos lejano, le damos menos importancia. Pero no perdamos de vista que eso es la percepción de las personas. El riesgo material puede ser diferente. Otra manera en la cual la percepción del riesgo afecta la manera en la cual las instituciones deben trabajar en el mismo tiene que ver con la familiaridad o el conocimiento del riesgo. Cuando las personas conocen un riesgo y este es un riesgo habitual, tienden a tomarlo con menos intensidad. Por ejemplo, las personas que viven en una ciudad que tiene altos niveles de contaminación, con el paso de los años, pueden acostumbrarse a ese riesgo. Pero si en una ciudad que tiene una calidad del aire muy buena se supiera que un año la calidad del aire se va a deteriorar de forma drástica, como en el ejemplo de la primera ciudad, las personas podrían reaccionar de forma intensa ante ese riesgo, porque no es un riesgo al que estén familiarizados. Finalmente, hay otro factor importante y es la proximidad del riesgo en el tiempo. Las personas pueden percibir de manera intensa el riesgo que pueda ocurrir en un lapso de tiempo relativamente corto. Por ejemplo, si a una persona le dicen que puede tener un infarto dentro de las próximas 48 horas, probablemente tomará esa noticia como algo muy importante. Pero si a una persona le dicen que podría tener un infarto en los próximos 30 o 40 años, estamos hablando del mismo problema médico pero la distancia o el tiempo que puede transcurrir hacen que esta persona, por lo regular, perciba ese riesgo de una forma menos intensa. Si trasladamos este ejemplo al campo de los riesgos de desastres, podríamos considerar que cuando a una comunidad se le avisa que puede ocurrir una inundación grave en los próximos 15 o 20 años, por lo regular ese dato, esa información, aunque sea información confiable, no será tomada con toda la intensidad que se espera y tal vez no ocurran las medidas de reducción de riesgos que esperamos. Y esto no tiene que ver con que las personas no valoren la información científica, simplemente que como seres humanos percibimos el riesgo con mayor o con menor intensidad cuando este es muy cercano en el tiempo o cuando lo percibimos de manera lejana en el tiempo. A partir de lo anterior, las personas podríamos hablar acerca del riesgo aceptable. El riesgo aceptable es en alguna medida un riesgo al cual nos hemos acostumbrado y que consideramos que puede coexistir con nuestras tareas, con nuestra cotidianidad. Es decir, el riesgo que las personas corren cuando salen a la calle, el riesgo de que ocurra un accidente de tránsito, el riesgo de que ocurra un incendio en una instalación donde trabajamos puede ser aceptable, pero eso requiere cierto nivel de cálculo y también es pertinente hacer algunas preguntas. Cuando decimos riesgo aceptable, lo que puede preguntar cualquier persona es, ¿aceptable para quién? ¿Aceptable para las instituciones que gestionan el riesgo o aceptable para las comunidades que viven con el riesgo? Muchas de estas preguntas que hemos planteado no tienen soluciones únicas, en realidad son preguntas que compartimos para que las personas que se interesan en la materia mantengan los lentes del pensamiento crítico y no dejen de cuestionarse acerca de los conceptos y de otros elementos que vamos a compartir durante el curso. [MÚSICA] [MÚSICA]