Hola. La filosofía del siglo XXI, sin dejar de beber en las fuentes que la alimentaron durante siglos, you no es la misma, tanto por razones estructurales relacionadas con el sistema universitario como por razones intrínsecas de las condiciones del propio pensar. No hace mucho Stephen Hawking afirmó, la filosofía está muerta, lo cual tan solo nos indica la confusión de determinados entornos teóricos sobre la realidad de la filosofía; de hecho, esta filosofía que tanto amo y que es mi verdadera vocación, está experimentando un renacimiento, una profunda revolución en sus prácticas, métodos y objetivos. Esto se debe, en gran parte, a dos factores. El primero, la mixtura, mescolanza e hibridación desacomplejada de los nuevos pensadores con otras disciplinas. Yo mismo soy un ejemplo de ello, al colaborar en mis investigaciones y publicaciones con antropólogas, neurólogas, ingenieras, biólogas, informáticas, artistas o matemáticas. En segundo, los cambios tecnológicos relacionados con las ciencias de la computación han permitido tales colaboraciones, incluso nos han llegado a posibilitar a hablar de filosofía experimental mediante el uso de laboratorios, simulaciones computacionales o robots. Una primera forma de considerar el impacto de la red en la filosofía es la noción de hipertexto. Un hipertexto es un texto que tiene enlaces directos a otros textos o elementos comunicativos tales como imágenes o sonidos. La filosofía ha tendido a escribirse en largos textos secuenciales formando libros. Pero con internet, los textos tendieron a hacerse más y más cortos, a ofrecer enlaces de conexión de ideas o a utilizar el apoyo de elementos gráficos, es decir, a integrar diversos modos informativos dentro de una red infinita de enlaces donde sabes dónde empiezas, pero nunca sabes dónde acabarás. El Tractatus, de Wittgenstein, es, en cierto modo, un proto-hipertexto, aunque como tal, el hipertexto no ha tenido demasiado éxito a nivel académico. Es útil a nivel informativo, pero se continúan redactando los textos siguiendo fórmulas clásicas. La revolución está por llegar todavía. Pero el revulsivo definitivo para la filosofía han sido las tecnologías de la información y la incorporación de filósofos aventureros a los laboratorios de otras disciplinas. Lo que hasta hace poco se reducía al ámbito de lo pensable, el clásico Gedankenexperiment, o experimento mental, es ahora posible en el laboratorio. El análisis de la mente, por ejemplo, superan lo que podían decir autores como Dekar, Lao Tse, Platón o Nāgārjuna, para poderse analizar en escáneres cerebrales los procesos mentales hasta ahora totalmente opacos o, incluso, desconocidos. Del mismo modo, teorizaciones sobre los sistemas políticos que antes se basaban en ideas abstractas, pueden ser hoy en día testeadas experimentalmente mediante simulaciones computacionales de alta complejidad. Y lo más curioso. En disciplinas punteras de nuestros tiempos, como la inteligencia artificial y la robótica, se recurre a la filosofía porque al intentar crear máquinas que entiendan al mundo como nosotros, los expertos han descubierto que una aproximación puramente lógico-forma no es capaz de generar respuestas correctas. Las teorizaciones sobre la percepción, la corporeidad, las lógicas o las heurísticas, han permitido que exista un diálogo muy interesante entre informáticos, ingenieros y filósofos. Parte de mis investigaciones, siguen esta línea en lo relativo al papel de las emociones en los sistemas cognitivos artificiales, o las interacciones entre los seres humanos y las máquinas. Finalmente, la existencia de bases de datos sobre una gran cantidad de elementos sobre el ser humano, pensemos por ejemplo en la cantidad ingente de datos aportados por la antropología a lo largo de las últimas décadas, ha permitido una reconsideración de numerosos conceptos de nuestra especie. Más que nunca, la filosofía florece, está viva, se fusiona con otras disciplinas buscando respuestas y mejorando preguntas. Y bueno, incluso el propio estudio clásico de las autoras y pensadoras de la historia, se ha visto modificado por estas nuevas herramientas de análisis que permiten niveles de detalles hasta ahora desconocidos. Sapere aude. Muchas gracias por estar aquí. [AUDIO_EN_BLANCO]